sábado, 9 de octubre de 2010

Rodrigo de Guadalete

                 Aquí os dejo otro personaje para vampiro, en Edad Oscura.
Rodrigo es uno de los diligentes de la Hispania vampírica sobre el año 1000. Se dirige a una reunión orquestada por Andrés de Ponferrada, quien les tenderá una trampa. Su historia comienza en el punto que parte al encuentro. Pero lo anterior... lo cuentan estos fragmentos de su memoria.


“En el año de nuestro señor de setecientos once, a mes de julio, me encuentro frente a frente con las hordas sarracenas del comandante Tariq y Muza. Nos superan en número y fuerzas. Su fe les ha traído hasta las tierras que mis padres llevan gobernando desde tiempos ancestrales. Y yo, Don Rodrigo, último rey visigodo, estoy aquí para combatirlos”

El sol daba de cara y esa es la desventaja de los que van a perder. Desde sus espaldas, más de mil jinetes de la caballería, preparados con lanzasy adargas. En la colina de enfrente se contabilizaban diez mil caballeros musulmanes portando la media luna en sus astas. El sudor corría por la frente de Rodrigo cuando dio el aviso de ataque.

“Hace más de cuatro lunas, vino a mí, ella. Era una señora alta y hermosa. Era noble, una Princesa. Su rictus severo me dejó entrever que había visto más batallas de las que mis jóvenes ojos jamás comprenderían. Otras batallas. Necesitaba alguien para combatir las fuerzas de la oscuridad que habían penetrado en el reino desde la llegada de los enviados de Ala.
De su propio interior me dio fuerzas para deponer a los sicarios de Damasco, pero nada de eso es suficiente. Ojala llegase un milagro que nos permitiera salir victoriosos de esta Guerra. Por la gloria de Dios”

La lucha encarnizada se debatió más de dos días a caballo y a pie. Los soldados caían en el campo de batalla, producto del desangramiento y la fatiga. Rodrigo, como hombre valeroso, había portado con orgullo las insignias que lo habían hecho rey. Tres hombres a su frente y ahora sólo la luna le acompañaba. Su caballo se encabritó, cuando quiso darse cuenta, tres flechas surcaban el pecho del corcel. Cada una de cada caballero. Tardó poco en morir su fiel amigo. Pero él, no cayó. Al menos no de esa manera

“Se cuenta, que han encontrado el caballo del rey a orillas del Guadalete, muerto. Es lo que hablaban las leyendas populares. Se sospecha que el rey murió con él y los infieles han llevado su cabeza, blandiéndola como un triunfo entre los suyos. Esa noche, entró el mal en nuestra tierra para quedarse”

El hombre despertó en una celda oscura con una mujer a su lado. Aquella que poco tiempo antes, había ido a darle fuerzas para la contienda que se avecinaba. Lo que el noble no sabia, era, que por lo que debía luchar es su alma y no su vida.
Ahora tendido en el camastro y con las heridas sanadas mira a la señora  y siente una profunda gratitud. Ella le habla y le explica lo que es y así comienza, en la oscuridad, sus días.

“Desde aquella noche, lucho contra la amenaza del sur que se extiende como un parásito por nuestras tierras. Soy don Rodrigo de Guadalete, cainita de los Nobles Ventrue y chiquillo de la Princesa Beatriz de Burgos, que en el día 16 de julio del año 711 de nuestro señor, decidió unirme a sus huestes para defender las almas de los hombres que habitan en la luz.
Hace más de trescientos años de aquel hecho, y hoy mi fiel escudero Fernando y los dos sirvientes de Beatriz, los que me llevaron moribundo a sus brazos, me acompañan a una reunión al norte de Medina del Campo.
Llevo tres siglos batallando por conseguir una Hispania libre del yugo, la tiranía y la opresión. En la esperanza de conseguir un entendimiento, acudo a la cita raudo. Confío en que esta reunión de los reyes Castellanos lleve a buen puerto el fin de la guerra. Y que Dios proteja nuestras almas”

Don Rodrigo de Guadalete, enero del año 1012
Extracto de sus memorias