miércoles, 30 de diciembre de 2009

El escarabajo

"Nombre del pintor que tiene un cuadro llamado El Nacimiento de Jesucristo y que vivió entre 1540 y 1614"....  "¿Cómo?" Nerviosismo; quién será... ¿Velázquez? Claro, las fechas parecen encajar....

Resulta que no, que el cuadro de Velázquez es La adoración de los Magos. ¿Quién entonces?... El Greco... "Ahhhh" palabras de decepción y risas. Una noche de Trivial en el Escarabajo café en Málaga.

Hacía tiempo que no recordaba lo divertido que es que te corrijan algo. ¿Ganaremos? ¿Perderemos?... ¿Alguien sabía como se llaman los renos en América?... ¿Caribú? ... alucinante. (Hay una sonrisa en mi rostro durante 2 horas)

Ayer me di cuenta lo poco importante que es ganar o perder, siempre que se pase un buen rato.
Eso sí, ahora recordaré siempre que el dia 26 en Inglaterra se celebra el Boxing Day (El día de las cajas).

Trivial temático por Navidad y un equipo de 6 personas, muchas risas, muchos nervios ¿Habremos acertado? ¿Si? ¿No?

Por supuesto los fotogramas de las películas los acertamos todíiiiiiiitos.... como se nota la generación que somos. Te das cuenta al ver las respuestas que tienes ya una cierta edad. Que hay gente más pequeña que tú en el café que no las saben o no las conocen... o si... pero lo peor es que tú las vistes ¡en el estreno!. Solo en casa, Batman de 1989, Los fantasmas atrapan al jefe, Los Gremlins.... La generación de los 80 (o 90 si consideras la adolescencia)


Y llegué a una conclusión. ¿No son los juegos la mejor forma de aprender? Esto lo dejo aquí para esas amigas que están estudiando oposiciones para ser Profesoras... o Maestras (esos guías en el camino) Sé de una que cambiará el concepto de las matemáticas (oh pat!)

Un guiño. ¿Un trivial para aprender? Sana competición y seguro que algunos de los conceptos no se les olvida, ¿alguna palabra en ingles?¿Una fórmula? ¿El seno era positivo o negativo en....?

Mientras tanto, un trivial en el Escarabajo café, un martes por la noche. (Gracias Eva por llevarme )

domingo, 20 de diciembre de 2009

Mara

Hoy no estoy especialmente narrativa a pesar te haber tenido un fin de semana estupendo con mi chiqui, mis compis de piso (es que ex compis suena fatal) y dos amigos, Adair y Emilio.Quizás mañana ponga peripecias y aventuras de las noches de casquera.

Acabo de llegar de sevilla y me ha traido unos recuerdos estupendos.

Escuchando en el Mp3, rescate una de mis canciones de la época en la que estuve en el piso de Nuestra señora del pilar (lugar friki donde los haya y con gente estupenda como no se encuentra en este mundo)

Os la dejo porque no tiene desperdicio. Es de Joaquin Serrat, Joaquin Sabina (me encantan ambos!) León Gieco y Víctor Heredia



Ya sabemos donde están las cosas muertas,
esos rostros de asesinos que regresan
a explicarnos que jamás hicieron nada,
no sé bien donde poner tanta tristeza.

Hoy tratemos de olvidar tanta mentira,
no quisiera darte un beso con tal pena
que presientas otra vez esas heridas,
destilando su dolor de cosas viejas.

Mara, Mara, Mara,
déjame sentarme aquí
a pensar tan sólo en vos
a mirar en tus ojos estrellas
más grandes que el sol.

Al final la vida tiene esa costumbre
de mezclar su cubilete de tal forma,
que no hay quien pueda llegar hasta la cumbre
sin sufrir estrictamente algunas normas.

Hoy sé bien adonde están las cosas muertas,
no me vengan con oscuras bendiciones,
sólo quiero un beso tibio de la vida
sin recuerdos de tortura y dictadores.

sábado, 19 de diciembre de 2009

En el metro no hace frio.

Hay un ritual que me gusta de los días que paso en Madrid.

Me pongo un abrigo grueso. Uno acolchado que he comprado expresamente para irme allí. Ajusto mis guantes y en el bolsillo trasero del vaquero, guardo el abono de 10 viajes rosa. Siempre es igual. Los mismos pasos, el mp3 sonando hasta la puerta del metro y mientras bajo las escaleras, te recibe una bocanada de aire.

En el metro no hace frío.

Al contrario. En cuanto entro por la puerta, quito siempre el guante izquierdo y luego el derecho y llevo la mano a mi pantalón. Son esos pequeños gestos que no olvido. ¿A la izquierda o a la derecha? Ya casi ni miro los carteles. Siempre a la izquierda. Corro escaleras mecánicas abajo y me voy al fondo de la estación, porque en la siguiente, me pilla mejor para bajarme. Es una racionalidad que voy perfeccionando día a dia.

Hoy es uno de los trenes de esos nuevos que son con asientos más comodos y no me hace sentirme en los años 70. Siempre va lleno y siempre va gente, aunque ponga

Siguiente tren direccion Arganda del Rey
01 minutos

Me hace gracia, pierdes uno y piensas, sólo un minuto. Casi sonrio. Si no fuera porque tengo prisa me quedaría horas en el metro viendo pasar la gente. Casi pienso que podrías saber mucho de todos por como se comportan. Siento que se reune allá abajo un coctail de todo un poco. El hombre de enfrente tiene barba y aunque su pinta es de empresario, le veo leer un periodico de estos gratuitos como el que. La chica de color de enfrente lee Rayuela y me acuerdo de Patri (vuelvo a sonreir)

Todo esto, siempre observado desde la parte de arriba de mi libro. Me siento un poco más espectadora cada día que entro.

Esta mañana me di cuenta que todos tienen la misma cara y el mismo gesto. Anodino y neutro y decidi mirarme al espejo (vi que tenia el mismo, un gesto que no era mío) y esboce una risa bien abierta, de repente, la mujer de enfrente también lo hizo. El día mejoraba un poco.

La muchacha joven (apenas llegaría a la treintena) de enfrente, está dormida, pero estoy segura que sabe cuando tiene que pararse. Es toda una ciencia y es fascinante ver como se para en la Avenida América y hordas de gente (como solo se ven en el telediario en rebajas) salen para tomar la línea 6 o la 4. Corro hacia el otro metro y suena el pitido pero he conseguido llegar, sobre todo porque me dije que me subiria y lo hice.

Encuentro un sitio para pasar las 6 paradas que separan Avenida América de Ciudad universitaria y vuelvo a la rutina de quitar el pequeño bono (mi salvapáginas madrileño) y seguir leyendo.

Tengo que decir algo realmente bueno. La gente lee más y eso es contagioso. Sería 20 o 25 en el vagón y al menos 10 iban leyendo. Al día siguiente me llevé un libro porque me apetecía.

Llego a la estación y de nuevo el ritual, mientras camino (he cogido un vicio a componerme mientras ando) me pongo el acolchado de maldito doble carro que siempre se engancha y antes de pasar la barrera para salir, ya estoy totalmente vestida y con calor.

Y es que en el metro no hace frío, pero fuera si.

Supongo que es otra forma de sentir el tiempo, allá abajo parece que no pasa y lo que fueron 5 minutos, bien pudieron parecer 30. Pero sobre todo, al contrario. Y es que miro el reloj y cuando llego a clase ha pasado 1 hora desde que sali.

Sonrio porque se que a la vuelta, otras 10 o 15 paginas del libro me esperan. Ya no tengo excusa para decir que no tengo tiempo para leer, ni tengo que poner excusas para poder leer. Me gusta.

martes, 15 de diciembre de 2009

El callejón de los suspiros. Parte I


El callejón está oscuro. Ni siquiera los guardias hacen ronda por esa parte de la ciudad, a pesar de que se les tiene dicho de realizarla. Eso es conveniente para los pasos del hombre. No son escuchados, no son sentidos. El cuero en la planta de sus pies amortigua las pisadas contra los adoquines. Una sombra en las sombras. Convenientemente solitario.


Su rostro desconocido y tapado por una capucha, al igual que su nombre y sus intenciones. A mitad de la calle lóbrega se para y toca en una puerta. En el quicio hay unas señales irreconocibles para ojos que no quieren ni pueden ver. Pero él toca.


     - Llegas tarde - una voz rasposa desde dentro.
     - Lo sé – seco -. Abre; daré explicaciones a tu amo.


Las bisagras oxidadas chirrían al entornar el portalón y el encapuchado se desliza hacia el interior de lo que se puede creer que es un hogar. Ahora si que impera el silencio en la noche.
Él retira su cobertura, ambas caras reconocidas no se dedican ni una mirada fugaz. ¿Para que? Saben lo que van a ver en los ojos del otro.


     - Te espera en el salón – rudo – Es más de una hora la que lleva impacientándose.
     - He dicho que daré explicaciones a tu amo – severo – Y te convendría mostrar un poco más de respeto


El rostro blanquecino le mira inhumano. Sus facciones modeladas por lustros de pesar dolor son el reflejo de su alma marchita. Su interlocutor, siente como el pánico se apodera de él y debe bajar sumisamente la cabeza. Hay silencio de nuevo, sus palabras han traspasado cualquier límite razonable. Al menos razonable para lo que es él.


     - Como digáis, mi señor – consiente – Os acompaño al lugar.


Retira su capa asintiendo ante la oferta del criado. No es propio mostrarse ante su señor, con tales vestiduras raídas y llenas de polvo del viaje. Aunque así lo requiriese el encargo. Se atusa su melena desarreglada y su barba, comprobando el estado del uniforme de la orden. Definitivamente, esos ropajes han visto noches mejores, pero poco se podía hacer ya. Había oído al turco, llevaba una hora esperando y precisamente la paciencia no era uno de los fuertes de su señor.   Mucho menos cuando el mensaje que portaba no hacía nada por mejorar las posibilidades de evitar su cólera.


El descenso por los rincones de la casa y las puertas ocultas entre los tapices se le antojó eterno y agónico. No quería ni enfrentar la fuerza de su mirada por el dolor que sabía que podía arrojar sobre él. Porque con un vistazo “él” sabría que no mentía y eso era peor que mentir. A veces, deseaba no ser tan transparente. O no serlo para él, pero nada podía evitarlo. Sus lazos le ligaba y le obligaba.


El turco tomó entonces un candelabro sobre un mueble viejo a su izquierda, encendió las 2 velas que había en él y prosiguió el descenso por los escalones irregulares tallados en piedra. Más cerca de una posible condenación. Y más lejos de las puertas. Pero no en vano él era lo más parecido a un mercenario y cumplía sus misiones. Y esta era una más de ellas. Quizás la última.


La puerta de roble a su frente estaba remachada con unas simples tachuelas  y entre los huecos de la madera podía ver la luz anaranjada que sale de la sala. Un amago de suspiro, puesto que uno de verdad no sería cierto, y valor.


Sus ánimos se perciben en la sala. El enojo es mucho mayor de lo previsto. Podía notarlo en la forma en que sus nudillos agarraban el material del reposabrazos de metal. Mal… peor.


Se arrodilla y baja la cabeza. Su acompañante se retira y cierra la única comunicación con el exterior.


     - Disculpad el retraso de este humilde siervo vuestro. No merezco la compasión que demostráis mi señor. Deseaba estar seguro de poder cumplir con el encargo.   
     - No merecéis ni un retazo de la sangre que disfrutáis – enérgico y malhumorado – pero aún así, sé que no ha sido vuestra falla – meditabundo y mirando al techo – De todas maneras, os demorasteis. No solo con vuestra presencia, sino con vuestras noticias que ya están desfasadas. Ya me informaron “otros” Malaka ha caído – con regocijo.
     - Entonces, mi señor – servil – vuestros planes progresan como planeó.
     - No todos – gruñe – Maldita “niña”
     - Hay algo más, mi señor… – calla con el silencio de los condenados.

lunes, 14 de diciembre de 2009

... Me sigue oliendo a azahar.

Como dice la canción, "Sevilla tiene un color especial..."

¿A qué viene esto? Sencillo, este fin de semana acompaño a mi amor, a Sevilla a hacer un examen de oposiciones. Vuelvo, como ella una vez me dijo, al lugar donde vivimos tantas cosas. Vuelvo a un lugar, que pese a ser "oficialmente" antagónico a mi tierra, Málaga, tiene un hueco demasiado especial en mi corazón.

Y es que, Sevilla es como Arquitectura (valgame la comparación) y como los amores. O se les odia o se les ama. Pero es imposible las medias pasiones cuando de ellos se refiere. Y es que a veces es tan fina la línea que los separa que se confunde.

Hubo un tiempo que pensé que la odiaba con todas mis fuerzas. Odiaba a Sevilla y a todo lo que representaba. Pero no se puede odiar un lugar donde has vivido tanto bueno, y tanto "malo" que se ha convertido en buenas anécdotas para el recuerdo. Fueron siete preciosos años de mi vida pasados allí. Siete años (como los siete bíblicos que sufrieron las tribus de Jose) de bonanza y penurias. El encanto de la ciudad, sigue impregnado en mis retinas y sus aromas todavía vienen a mi mente, no en vano "... me sigue oliendo a azahar".

De allí me quedo con sus calles y sus vistas, sus jardines y sus edificios. Los lugares con encanto que esconden rincones entrañables. De allí me quedo con la gente foránea, esos sevillanos de las cañitas y el Betis que tanto aprendí a apreciar, con la gente que viene de fuera y que adopta Sevilla como propia, l@s amig@s que conoci en el camino y que siempre tendrán un huequito en el corazón, pues cada uno ha significado un algo y ha creado una parte de lo que es mi caracter (para bien... eso espero... o para mal)

A Sevilla no se la puede odiar (a pesar de que en la feria de Málaga griten sevillano el que no bote). Odie el tiempo que significaba quedarme estancada y el año pasado temblaba de visitar la ciudad y de coger el tren para pararme en San Bernardo.

Entonces ¿por qué se me cae una lágrima cada vez que en el mp3 pasa la cancion "Sevilla tiene un color especial "? Porque la echo de menos. Esta mañana caminando hacia la estación (destino Madrid) pasaba por mi cabeza todas las imágenes que han poblado esos años.

Porque para mí, Sevilla es una tarde lluviosa en Reina Mercedes y un dia de sofocante calor en la Cartuja. Es una canción al lado del Guadalquivir y un tango en la feria de las naciones en Octubre. Es una cocacola en la taberna del porvenir y un dia de Judas en el Paseo de Europa. Son paseos con mi amor por el puente de Triana y un mediodia dibujando las casas viejas de la trasera de Calle Castilla. Sevilla es el miedo a ver el amanecer con un error fatal y las risas bailando la conga por los pasillos de la residencia. Es un dia comiendo en San Marco con mis padres y otro dia en el oriental con Mar y mis amigas del "friki world". Es mi primera partida de vampiro en la habitación 231, novatadas en la terraza (nunca olvidare la carrera de caballos) y pintura de cara en la 208. Es una maqueta rota, esas entregas incompletas y sueños finalmente cumplidos.

Son tantas cosas que no caben en una sola entrada, pero lo que esta claro es que no puedo odiar una ciudad que me vio crecer en muchos sentidos. Y aunque esa etapa está cerrada y lo sentí ese último dia que recogí un carpetón negro tamaño A1 con el fruto de mis pesadillas, espero no perderte nunca. Hoy Sevilla te pido perdon: Lo siento; de veras te extraño... sigues teniendo tu duende.

GHARNATA OSCURA


"Algún lugar subterráneo de Gharnata, Septiembre de 1487

La sala está muda y solo se oye el crepitar de las antorchas. Las sombras que arrojan sobre las pareces son tan oscuras como el ánimo de los Nueve que hay en la sala.

- ¡No puede ser verdad! ¡Es imposible! - gruñe el hombre. Su rostro cetrino refleja preocupación tanta como en su voz ronca y autoritaria.

- Son ciertas las nuevas que han traído varios de mis informadores - corrobora reflexiva una mujer de rostro maduro y piel tostada - Las murallas de Malaka han caído hace menos de una luna. ¿Esa era la protección que pensabais brindarle al Reino?

- Algo se nos ha de haber escapado, mi señora - no sin un cierto soniquete de ironía mezclado con la gravedad del momento - Algo o ... alguien - mira alrededor, al círculo convocado en la mesa.

Las Nueve personas de la estancia notan como el silencio es mas acusador que las palabras y la tensión es papable en el propio oscilar del fuego

- Parad - la voz de la mujer joven irrumpe. Suave como un trino y no más elevada que el susurro de un colibrí, sin embargo, es imperante – Los pasos pertinentes han sido dados. Si es necesario, yo misma lo haré, pero…. - dubita - Recordad la palabra dada - mira con severidad al resto - Paz, “hermanos”


Se levanta y va a salir del conventículo enterrado. A su paso, en el quicio de la puerta le ataja un hombre de ojos fríos que permanecía expectante en las sombras. Posa su mano en el antebrazo gentilmente murmurando:



- Espero que estéis segura de lo que vais a emprender.


Los ojos de la joven, aún infantiles, muestran una carga tras de ellos.


- Más nos vale, mi señor, o estaremos perdidos. Vos mismo lo habéis vislumbrado en mi mente. Y el destino no miente... Y las visiones son el testigo de ello.


Le deja ir, no sin seguirla con desasosiego hasta que su presencia se disuelve a lo lejos, entre las sombras de la galería de piedra."




Esta es la Introduccion de la partida de rol que narro "Gharnata Oscura"
Está ambientada en los años previos a la conquista de Granada (1489). Un lugar convulsionado, revuelto y peligroso, donde los jugadores deberán vivir y sobrevivir. La crónica de una Edad Oscura, en una ciudad oscura con un futuro oscuro. 


A todos los interesados en jugar una partida de rol por mail de "Vampiro: Edad Oscura", les recomiendo visitar la pagina:



donde aparecerá en breve la información de la partida, o enviadme un correo a:




Además la plataforma de Ultimo Bastión contiene otras partidas muy interesantes como son: 


*Bajo tierra (Vampiro: La mascarada) Narrado por Master.edel
*Leyawiin Oscura (Vampiro: Edad Oscura) Narrado por Master.Vedartha.


sábado, 12 de diciembre de 2009

...Y EL SULTÁN LA MANDÓ LLAMAR A LA ALCOBA

Dentro de todos nosotros haya un algo que nos impulsa a ser narradores de lo que nos sucede. Ya sea de cosas que vemos a diario, como de cosas que solo vemos en nuestra cabeza.

A veces es dificil contar las cosas y a veces no. Todos nos sentimos un poco esa Scherezade, quizás al borde de un abismo o quizás elocuente por inventar nuevos mundos.
Hace un par de meses, me converti en una Scherezade, una narradora en una partida de rol que decidí crear. Echaba de menos eso de expresar a través de las palabras los sentimientos y las imágenes que veia dentro de mi; todo eso que es impensable o que es incatalogable en el mundo racional que vivimos y que a veces... queremos que siga existiendo magia.

Hoy quiero que no solo se quede en esos correos sino que pueda contarle a mis amigos las cosas que solía contarles, a los que están cerca y a los que están lejos. Y a todos aquellos que quieran incorporarse. Adelánte, siempre hay sitio y son bienvenidos en esos rincones de contar leyendas. 

Veamos si los cuentos que deseo contar hoy (algunos verdaderos y algunos inventados) llegan a buenos oidos y el sultán me perdona la vida y me deja ver un nuevo amanecer.

Y ahora mis queridos sultanes....Érase una vez...